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09 diciembre 2005

PERO... ¿QUE ES LO QUE NOS DAN DE COMER?

Las vacas locas son solo la punta del iceberg

Científicos locos, mal llamados científicos, terroristas de la nutrición, que con sus actos de deslumbramiento científico loco, están volviendo locos a unos animales totalmente pasivos y con ello están dando un paso más en la destrucción del hombre, y todo motivado por el afán de lucro y la avaricia.


Si se repasa el currículum de la industria alimentaria en los últimos años, las perspectivas no son nada halagüeñas.
A los animales de granja se les dan antibióticos que pueden agravar afecciones humanas, los pollos belgas protagonizaron el escándalo con lo de las dioxinas. Las verduras y legumbres pierden sabor al recogerse antes de tiempo y tratarse con productos químicos y el pescado apesta a mercurio y plomo en los peces azules y peces espada.


La OMS dice que el 60% de las enfermedades degenerativas humanas guarda relación estrecha con la alimentación.
La avaricia humana ha ideado estrategias para rentabilizar, y acelerar el engorde del ganado, y la manufacturación de la comida, pongamos como ejemplo el caso de las vacas locas.


Hace treinta años un cerdo necesitaba un año para alcanzar el peso de sacrificio y hoy se consigue a los 6 meses de vida. Los pollos, antiguamente necesitaban ocho meses para alcanzar el peso ideal para el sacrificio y hoy se consigue en 47 días, es decir no llega al mes y medio. Todo esto se consigue a base de suministrar a los animales sustancias de engorde, en parte antibióticos, que se añaden mecánicamente a los piensos. Y el objetivo es producir más con menos dinero.


La Comisión Europea prohibió cuatro antibióticos que, se sospechaba, estaban creando alergias y resistencias a fármacos. Además de los fármacos, están los aditivos legales que pueden tener consecuencias indeseables para el consumidor y eso sin contar con los ilegales, que se siguen utilizando impunemente, como el clembuterol, hormonas, tranquilizantes, harinas animales que ya estaban prohibidas en la UE desde el año 94.
El Programa Nacional de Vigilancia de Residuos de Productos Fitosanitarios del año 1998, elaborado por el Ministerio de Agricultura, indicaba que el 62% de las frutas analizadas y el 24% de las hortalizas contenían residuos de pesticidas, aunque indican que ¡estas cantidades no afectan a la salud !.

La disocian es un hidrocarburo tratado con cloro, fruto de la combustión en la manufacturación de metales, quema de plásticos, y fabricación de pesticidas, es cancerígeno y en niveles excesivos puede provocar desarreglos hormonales, esterilidad, y malformaciones fetales. Las dioxinas llegan a los tejidos grasos de los animales de granja, el pescado, las frutas, las verduras, y los huevos siguiendo la cadena trópica.

Los animales tratados con progesterona y testosterona, y consumida su carne, puede potenciar tumores ya existentes en humanos. Las hormonas del crecimiento están relacionadas con el cáncer, la diabetes, la hipertensión, la acromegalia. El clembuterol provoca alteraciones nerviosas, nauseas y cáncer.
También a los animales se les suministran fármacos tranquilizantes como el oxazepan y el temazepan, que podrán producir en el hombre enfermedades nerviosas. Los anabolizantes como los esteroides, antitiroidanos, estilbenos, y otras sustancias que propician el desarrollo muscular son cancerígenos, pueden provocar enfermedades de la tiroides y otros problemas metabólicos.


 Los antibióticos que suministran a los animales de granja para hacer que los animales engorden pueden provocar alergias, fotosensibilización, alteración del color de los dientes, problemas en la flora intestinal, disfunciones medulares, y anemias. Los potenciadores del sabor como el ácido glutámico y sus derivados se utilizan habitualmente en preparados de carne y van de E620 al 625, son responsables del síndrome del restaurante chino: presión en las sienes, anquilosis de la nuca y dolores de cabeza.

Los embutidos están tratados con nitratos y nitritos que son derivados del ácido nítrico. El sodio, y el potasio se utilizan en la elaboración de embutidos curados, hamburguesas y salchichas como antibacterianos. Su abuso puede desembocar en la formación de nitrosaminas, sustancias de potencial cancerígeno en el intestino y las paredes estomacales.
El ácido benzoico presente en el marisco enlatado y el caviar, la acumulación en el organismo de los conservantes que van del E210 al E219 pueden acarrear cáncer. 


En experimentos con animales provocó epilepsia. Si se mezcla con el E222 causa problemas neurológicos. El conservante E238 presente en el marisco y pescado en conserva, cortezas de los quesos puede provocar cáncer y desarreglos intestinales y renales.El mercurio y el plomo que la industria vierte al mar también pueden provocar en el hombre, cuando consume los peces, cefaleas, cansancio crónico, pérdida de memoria, malformación fetal, degeneración del tejido nervioso y faltas de concentración.

Los difenilos y derivados que se utilizan en el tratamiento superficial de las naranjas y plátanos para retrasar la aparición de moho, penetra en los frutos y no se elimina al lavarlos, puede provocar afecciones renales y hepáticos, irritaciones en los ojos y en la nariz.
Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU., el 90% de los fungicidas, el 60 de los herbicidas, y el 30 de los insecticidas que se utilizan actualmente son cancerígenos, además pueden causar dolencias hepáticas, esterilidad, problemas de memoria. 


Es posible encontrar restos de todos ellos en la piel de las frutas y verduras. La acción de ciertos fertilizantes puede influir en los índices de cadmio y cobre de los vegetales. Estos en dosis altas pueden provocar hipertensión, problemas óseos, enfermedades renales, diarreas, ansiedad, depresión, irritabilidad, cefaleas, anginas.

Los conservantes E221 al E227 presentes en las cervezas, vinos, refrescos, zumos de frutas provocan en el organismo irritaciones del tubo digestivo, anulan la acción de la vitamina B1 y puede producir avitaminosis.


El E102-tartrazina-, el E107 y E110 presentes en los productos de bollería pueden producir asma, alergias, eczemas. El E123-amaranto- de color rojo y el E154 y E155-marrones- pueden causar cáncer. El bióxido de titanio que se usa para decorar los pasteles puede bloquear la respiración celular en especial de riñones e hígado. 


Los almidones modificados que se utilizan como agentes de recubrimiento en pasteles glaseados depositan cal en la pelvis y riñón. El bióxido de cloro para blanquear las harinas del pan y que mejora el amasado desencadena daños en la flora intestinal y estreñimiento.

¡Que podemos hacer?, ¡ piénsatelo !
¿Y que hace nuestro Ministerio de Sanidad?, tú no lo sabes ¿verdad?, ¡pues yo tampoco!


Extractado de la revista CNR.